Los nervios comprimidos son una condición que afecta a muchas personas y que puede causar dolor, entumecimiento, hormigueo y debilidad en la zona afectada. Los nervios comprimidos pueden ocurrir por diversas causas, como una hernia discal, un espolón óseo, una mala postura, un trauma o una inflamación. Estos nervios se encuentran atrapados o presionados por los tejidos circundantes, lo que impide que transmitan correctamente las señales nerviosas. Los nervios comprimidos pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, pero son más frecuentes en el cuello, la espalda, los codos y las muñecas.
Si tienes un nervio comprimido, es posible que te preguntes si puedes hacer ejercicio o no. La respuesta no es sencilla, ya que depende de la gravedad y la localización del problema. En general, se recomienda evitar los ejercicios que puedan empeorar la compresión o la irritación del nervio, como los que implican movimientos repetitivos, de alta intensidad, de alto impacto o de levantamiento de peso. Estos ejercicios pueden aumentar la inflamación, el dolor y la debilidad muscular, y retrasar la recuperación.
Sin embargo, tampoco es bueno permanecer totalmente inactivo, ya que esto puede provocar rigidez, atrofia muscular y pérdida de movilidad. Lo ideal es realizar ejercicios suaves y moderados que ayuden a aliviar la presión sobre el nervio y a mejorar la circulación sanguínea y el flujo de nutrientes. Estos ejercicios pueden incluir caminar, nadar, hacer yoga o pilates, o realizar estiramientos y movilización articular.
Los ejercicios específicos que puedes hacer dependen del tipo y la ubicación del nervio comprimido que tengas. Por ejemplo, si tienes un nervio comprimido en el cuello, puedes hacer estiramientos de oreja a hombro, de mentón al pecho o de rotación cervical. Si tienes un nervio comprimido en la espalda baja, puedes hacer puentes de glúteos, estiramientos de rodilla al pecho o inclinaciones pélvicas. Si tienes un nervio comprimido en el brazo o la mano, puedes hacer círculos con las muñecas, apretar una pelota o estirar los dedos.
Antes de hacer cualquier ejercicio con un nervio comprimido, es importante que consultes con tu médico o fisioterapeuta para que te indique cuáles son los más adecuados para tu caso y cómo realizarlos correctamente. También debes prestar atención a tu cuerpo y detener el ejercicio si sientes algún aumento del dolor, el entumecimiento o el hormigueo. Recuerda que el ejercicio debe ser beneficioso y no perjudicial para tu salud.
En conclusión, se puede hacer ejercicio con un nervio comprimido siempre y cuando se sigan las recomendaciones médicas y se eviten los ejercicios que puedan agravar el problema. El ejercicio debe ser suave y moderado, y adaptado a las características de cada persona y de cada nervio afectado. El ejercicio puede ayudar a aliviar los síntomas del nervio comprimido y a favorecer su recuperación.