El dolor lumbar es una de las principales causas de consulta médica y de baja laboral en el mundo. Se estima que más del 80% de la población lo sufrirá en algún momento de su vida, sin distinción de edad, sexo o actividad física.
El dolor lumbar se refiere a la molestia que se siente en la parte baja de la espalda, entre las últimas vértebras dorsales y el sacro. Esta zona se llama columna lumbar y está formada por cinco vértebras, discos intervertebrales, ligamentos, músculos y nervios.
La columna lumbar tiene una curvatura hacia adentro llamada lordosis, que le permite adaptarse a los cambios de postura y soportar el peso del cuerpo. Sin embargo, esta zona también es muy vulnerable a sufrir lesiones o alteraciones que pueden provocar dolor.
El dolor lumbar puede tener diferentes causas, que se clasifican en dos grandes grupos: mecánicas y no mecánicas.
Las causas mecánicas son las más frecuentes y se deben a problemas en las estructuras de la columna lumbar, como los discos, las vértebras, los ligamentos o los músculos. Estos problemas pueden ser por desgaste, inflamación, compresión, contractura o traumatismo. Algunos ejemplos son la hernia discal, la artrosis, la espondilolistesis o la lumbalgia común.
Las causas no mecánicas son menos habituales y se deben a enfermedades que afectan a otros órganos o sistemas del cuerpo, como el riñón, el intestino, el útero o la próstata. También pueden ser por infecciones, tumores, fracturas o enfermedades reumáticas. Algunos ejemplos son la pielonefritis, el cáncer de colon, la endometriosis o la espondilitis anquilosante.
El dolor lumbar puede manifestarse de diferentes formas según su origen, intensidad y duración. Puede ser agudo o crónico, localizado o irradiado, constante o intermitente, leve o intenso. También puede acompañarse de otros síntomas como hormigueo, entumecimiento, debilidad o fiebre.
El tratamiento del dolor lumbar depende de su causa y de su gravedad. En general, se recomienda mantener una buena postura, evitar el sedentarismo y realizar ejercicios de estiramiento y fortalecimiento de la espalda. También se pueden usar medicamentos antiinflamatorios y analgésicos para aliviar el dolor y la inflamación.
En algunos casos, se puede recurrir a otras terapias como la fisioterapia, la acupuntura, el masaje o la electroestimulación. Estas terapias pueden ayudar a mejorar la movilidad, la circulación y la relajación de los tejidos afectados.
En casos más graves o que no responden al tratamiento conservador, se puede optar por la cirugía. La cirugía puede consistir en extraer el disco herniado, fusionar las vértebras inestables o colocar implantes para corregir la deformidad.
El dolor lumbar es un problema muy común que puede afectar la calidad de vida de las personas. Por eso, es importante prevenirlo con hábitos saludables y consultar al médico ante cualquier síntoma persistente o alarmante.