Los músculos doloridos son una señal de que has realizado un esfuerzo físico que ha superado tu capacidad habitual. Esto puede deberse a una actividad deportiva, un trabajo manual o una mala postura. El dolor muscular suele ser temporal y se alivia con el descanso y la recuperación adecuada. Sin embargo, hay algunas cosas que puedes hacer que empeoran la situación y retrasan tu mejoría. Estas son las peores cosas que puedes hacer si tus músculos están doloridos:
- Ignorar el dolor y seguir haciendo ejercicio: El dolor muscular es una forma de tu cuerpo de decirte que necesita descansar y reparar las fibras musculares dañadas. Si sigues haciendo ejercicio sin darle tiempo a tus músculos de recuperarse, puedes provocar una inflamación, un desgarro o una lesión más grave. Lo mejor es reducir la intensidad y la duración del ejercicio hasta que el dolor desaparezca, o alternar los grupos musculares que trabajas.
- No estirar ni calentar antes y después del ejercicio: Los estiramientos y el calentamiento son fundamentales para preparar tus músculos para el esfuerzo y evitar lesiones. Los estiramientos ayudan a relajar la tensión muscular, mejorar la circulación sanguínea y prevenir los espasmos. El calentamiento aumenta la temperatura corporal, la elasticidad muscular y la coordinación. Antes de hacer ejercicio, debes hacer unos 10 minutos de estiramientos y calentamiento suave. Después de hacer ejercicio, debes hacer otros 10 minutos de estiramientos para enfriar el cuerpo y facilitar la recuperación.
- No hidratarse ni alimentarse adecuadamente: La hidratación y la alimentación son esenciales para el funcionamiento de los músculos y la regeneración de las células. El agua ayuda a eliminar las toxinas que se acumulan en los músculos durante el ejercicio y a transportar los nutrientes que necesitan para repararse. La alimentación debe ser equilibrada y rica en proteínas, carbohidratos, vitaminas y minerales que favorecen la síntesis de nuevas fibras musculares. Debes beber al menos 2 litros de agua al día y comer alimentos saludables antes y después del ejercicio.
- No aplicar frío ni calor en los músculos doloridos: El frío y el calor son dos terapias físicas que pueden ayudarte a aliviar el dolor muscular. El frío reduce la inflamación, el edema y el espasmo muscular, mientras que el calor relaja los músculos, aumenta el flujo sanguíneo y disminuye la rigidez. Lo ideal es aplicar frío durante los primeros días después del ejercicio, cuando el dolor es más intenso, y calor después, cuando el dolor es más leve. Puedes usar bolsas de hielo, compresas frías, baños de agua fría o cremas con efecto frío para el primer caso, y mantas eléctricas, compresas calientes, baños de agua caliente o cremas con efecto calor para el segundo caso.
- No acudir al fisioterapeuta si el dolor persiste o se agrava: El fisioterapeuta es un profesional de la salud especializado en la prevención, diagnóstico y tratamiento de las alteraciones musculoesqueléticas. El fisioterapeuta puede evaluar tu estado físico, identificar la causa del dolor muscular y aplicar las técnicas más adecuadas para tu caso, como masajes, electroterapia, ultrasonidos, ejercicios terapéuticos o punción seca. El fisioterapeuta también puede darte consejos sobre cómo mejorar tu postura, tu técnica deportiva o tu ergonomía laboral para evitar futuros dolores musculares.
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