La baja aptitud física y la obesidad se han asociado con un mayor riesgo de desarrollar insuficiencia cardíaca, pero sus efectos interactivos son desconocidos.
Un estudio reciente de este 2017 ha elucidado las interacciones entre estos factores comunes modificables, ayudando a facilitar una prevención primaria más eficaz.
Baja capacidad aeróbica + baja fuerza muscular = doble de riesgo de desarrollar insuficiencia cardíaca
La insuficiencia cardíaca se produce cuando hay un desequilibrio entre la capacidad del corazón para bombear sangre y las necesidades del organismo.
Es decir, cuando se tiene insuficiencia cardíaca no significa que el corazón haya dejado de latir, pero sí que el corazón no bombea sangre tan bien como debe. El corazón sigue funcionando, pero el cuerpo no satisface sus necesidades de sangre y oxígeno.
Aunque la palabra insuficiencia sugiere un proceso benigno, la insuficiencia cardíaca, sin tratamiento, tiene un pronóstico peor que muchos cánceres. Con tratamiento el pronóstico difiere en gran medida de la causa que la motiva. Por esta razón, resulta tan importante el prevenir su aparición.
Recientemente en este año 2017 ha sido publicado un estudio cuyo objetivo fue evaluar las asociaciones entre condición física (aptitud aeróbica y fuerza muscular), obesidad y riesgo de desarrollar insuficiencia cardíaca.
El estudio es de gran valor ya que se examinaron los efectos interactivos de la aptitud aeróbica, la fuerza muscular y el índice de masa corporal (IMC) entre 1.330.610 hombres en Suecia durante 1969 y 1997 (97% -98% de todos los hombres de 18 años) sobre el riesgo de insuficiencia cardíaca identificado de diagnósticos de pacientes hospitalizados y ambulatorios hasta 2012 (edad máxima de 62 años).
Hubo 11.711 hombres diagnosticados con insuficiencia cardíaca. La baja capacidad aeróbica, la baja fuerza muscular y la obesidad se asociaron independientemente con un mayor riesgo de insuficiencia cardíaca, después de ajustar entre sí factores socioeconómicos, otras enfermedades crónicas y antecedentes familiares de insuficiencia cardíaca.
La combinación de baja capacidad aeróbica y baja fuerza muscular se asoció con un doble riesgo de insuficiencia cardíaca. Estos factores tuvieron interacciones positivas y multiplicativas positivas y se asociaron con mayor riesgo de insuficiencia cardíaca, incluso entre hombres con un índice de masa corporal normal.
La combinación de baja capacidad aeróbica y baja fuerza muscular se asoció con el doble de riesgo de insuficiencia cardíaca, incluso entre hombres con un índice de masa corporal normal
La baja capacidad aeróbica, la baja fuerza muscular y la obesidad a la edad de 18 años se asociaron independientemente con mayor riesgo de insuficiencia cardíaca en la edad adulta, con efectos interactivos entre la aptitud aeróbica y la fuerza muscular.
Estos hallazgos sugieren que las intervenciones de vida tempranas pueden ayudar a reducir el riesgo a largo plazo de insuficiencia cardíaca y deben incluir tanto la aptitud aeróbica como la fuerza muscular, incluso entre las personas con un índice de masa corporal normal.
Por tanto, llegamos a la misma conclusión a la que ya llegamos en el articulo sobre «el riesgo de muerte es el doble de grande por baja condición física que por sobrepeso u obesidad», y es que es mejor tener sobrepeso pero ser una persona activa, a estar delgado y ser una persona sedentaria, y la evidencia científica es muy clara al respecto y así lo corrobora.
Es mejor tener sobrepeso pero ser una persona activa, a estar delgado pero ser sedentario
Entrenar nuestra aptitud aeróbica y nuestra fuerza muscular (además de llevar unos buenos hábitos de alimentación) en la niñez, la pubertad y la adolescencia nos ayudará a prevenir todo tipo de enfermedades y a reducir nuestro riesgo de muerte por cualquier causa en la etapa adulta y en la vejez, mejorando nuestra calidad de vida.
El ejercicio es imprescindible
El ejercicio es absolutamente imprescindible en nuestras vidas, que nos quede bien claro a todos. Realizar entrenamiento de fuerza y de resistencia nos ayudará a mejorar nuestra condición física y nuestra calidad de vida, y debemos realizarlo desde pequeños, siguiendo los principios de individualización y progresión, entre otros, y mejor si es con la ayuda de un entrenador bien formado.